Volamos sobre inmensos campos abiertos y ríos serpenteantes. Gobernador Gregores nos recibe con una pista aislada y expuesta a los caprichos del clima. Los aterrizajes aquí exigen atención constante y un manejo firme de los controles. El atardecer patagónico tiñe el paisaje de colores cálidos, creando una atmósfera única. Este tramo resalta la conexión entre la experiencia del piloto y la belleza del entorno. Gobernador Gregores es una parada tranquila que invita a los viajeros a disfrutar del paisaje en calma.